miércoles, 8 de mayo de 2013

Cansado de mi mismo.

Despertar una mañana, aun cuando no ha amanecido, aun cuando el sol no me cobija y la noche se hace mi compañera mientras trato de encontrar el sentido a caminar hacia lo que me transportara a mi aburrida cotidianidad.
Despertar asustado, un poco atónito, extremadamente aturdido y con automatismo que no logro comprender.

Me he perdido en mi mismo, y la monotonía se volvió mi mejor amiga.
La rutina me consume y no logro encontrar escape a ella.
Yo solía ser impetuoso, yo solía ser tan apasionado de mi mismo y de mi arte que nada me detenía, podía pasar días sin dormir y obsesionado por una idea, obseso al punto de perder la noción de la realidad y no poder volver a la misma hasta encontrar una solución visual para la idea. 
Ahora busco desesperadamente el escape a la realidad y no logro encontrarlo.

Me pregunto en que momento deje mi pasión a un  lado para hacerle cabida completa al amor, ese es realmente el gran meollo. No saber que es mas grande, si mi necesidad de arte o mi búsqueda en el amor. 
Ya no se la diferencia entre ambos aun cuando tengo claros que los dos se basan en lo mismo, el amor mismo que hay en mi corazón, tanto como para mi mismo y el arte, como el amor a ese otro que me complementa. 

Sentir que el vacío vuelve a mi, ese vacío absurdo que existe en mi desde los 10 años. 
Ese que jamas podrá ser llenado, ese desgarrador dolor que me motiva a seguir viviendo cada día.
Entender que por mas que lo evite inevitablemente volveré a él, a el vacío, volveré a ti, sin poder nunca huir de la tarea tan grande que me dejaste. 
Entender que mis manos son ese instrumento, educado con los años y manejado por mis ojos y mi pasión. Pasión por ese pequeño cuerpo, pasión por ese deleite transcendental que vivo al encontrar una pieza de arte lo suficientemente humana para poder transportarme al lugar maravilloso del que constantemente huyo.

Siento que la belleza del mundo es algo extraño que no todos aprecian y del cual huyo por la soledad que me genera. Contradictorio…
Pensar que sin ese mundo mágico no puedo vivir y sin embargo no poder vivir en el por que me asfixia ante la necesidad de los otros de traerme de vuelta a lo que llamamos realidad.

El tiempo se volvió una noción vana e innecesaria.
La cosas pasan y seguirán transcurriendo con o sin nosotros, la vida va mas allá de mi mismo y para nadie soy indispensable.

Alguna vez lo dije, desde entonces me lo recuerdo constantemente: "si logre vivir sin mi madre, puedo vivir con la ausencia de cualquier otro ser" (pronto serán 15 años de eso).
Desde entonces me levanto en la soledad que yo mismo decidí asumir. 
Olvidar eso se hace entonces la razón de mi búsqueda sin sentido a darle una nueva razón y un nuevo motivo a esta realidad. 
Al ficticio momento de felicidad y la euforia extrema que me puede llegar a producir tu compañía.

Dejemos al sexo a un lado, mis orgasmos son ese momento en donde logro entender que mi cuerpo solo es eso, cuerpo, que hay algo mas profundo a que llegar y se convierte en el acto físico por medio del cual sigo confirmando que mi cuerpo es mi principal material, que sin él no vivo pero que mi cuerpo va aun mas allá. 
Porque para mi la belleza del acto esta en descubrir el cuerpo del otro mientras lo sigo sintiendo desconocido, mientras la piel reacciona y no miente, mientras la comunicación mas básica es ese reflejo inconsciente al placer.

Con el tiempo me he perdido y me he encontrado, cada tiempo ha sido diferente y aunque cada tiempo se hace mas corto en cuanto a temporalidad, se hace mas largo y eterno internamente, mental y emocionalmente. 
Todo por mi necesidad misma de mantener el contacto con esa parte interna de mi que ni yo mismo entiendo, que aun desconozco y quiero poder seguir descubriendo.

Es la sensación adictiva a algo, cada vez lo necesito mas y cuando me alejo o me pierdo se hace mas difícil, mas inmanejable, yo ya no puedo vivir sin un poco de arte en mi vida, sin un poco de duda, sin un poco de insatisfacción, sin poder encontrar eso que me deleite y sorprenda. 
Mi capacidad de asombro sigue creciendo y comienzo a encontrar en los pequeños detalles eso que antes no me lograba llenar.

Pero es ir mas allá del conformismo y lograr entender que de la simpleza siempre surgen maravillas, que de la cotidianidad se encuentra el camino al futuro y la rutina nos lleva a redescubrirnos y a retarnos a cambiarla cada cierto periodo de tiempo.
Es eso entonces lo que me ha pasado: no he logrado encontrar una nueva rutina, para así mismo encontrar un nuevo significado a mi cotidianidad. 

Del trabajo con el cuerpo y la conciencia me queda que con el entender el día a día y el vivir cada momento, todo se hace significativo.
La ausencia de lo significativo es lo que me esta matando, es lo que me tiene estancado, es lo que no me permite avanzar a nuevo pensamientos, a nuevas ideas, a nuevos retos, al redescrubrimiento de una nueva parte de mi mismo, a un nuevo yo, como suelo llamarlo.

Ya solo encuentro consuelo en pequeños éxtasis que no me logran llenar y que me confirman lo vacíos que podemos llegar a ser.
La preocupación va mas allá de lo que pasa en mi vida y ya no encuentro el camino a seguir y la manera correcta de conectarme conmigo.

La desesperanza me empuja a forzar una respuesta orgullosa de lo que no logro tener productividad.





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