martes, 26 de marzo de 2013

Una y otra vez lo mismo.

Yo ya no tengo derecho a hacerte reclamos.
Sin embargo siento que puedo confrontarte toda tu vida.

Pero tu ya no quieres que sea yo el encargado de eso, mas que no quieras es que te da miedo.
Miedo a lo que significaría  a lo que afrontarías al confrontarte a ti mismo desde mi juicio ton tan externo como piensas.

No soy quién para pararme frente a ti y mirarte a los ojos...
Yo ya no soy ese alguien, yo ya no hago parte de tu vida de ese modo.
Los momentos esporádicos que surgen de este modo se dan gracias a la fuerza de la costumbre y a el miedo al desapego.
Sin embargo me sigues permitiendo entrar, confrontarte como pocos lo hacen. 
-No tengo la confianza de poder decir que soy el único-

Es gracias a esa conexión aun no rota por completo que siguen sucediendo esos momentos catárticos en los que entendemos que sigue estando la herida abierta y sin sanar. 
Con pus constante y el dedo metido en lo mas profundo para entender y encontrar el punto muerto donde la herida no se hunde mas.

Solo el amor entiende esto que sucede, solo él es capaz de verlo todo y perdonarlo todo.
Amor que sigo sintiendo por ti, amor que no se ha desvanecido con el tiempo.

Yo me sigo parando frente a ti desde la distancia, para confrontarte como nadie mas lo hará.
Solo yo me tomo la molestia de mirar mas allá de tu ojos y visualizar eso que se sale de tu cuerpo físico y se proyecta en el espacio de manera desordenada y loca, con miedo a no poder ser contenido.
-Tal vez sea el único que lo haga-

Yo ya no tengo derechos en tu vida.
Sin embargo me seguiré tomando el atrevimiento de entrometerme y seguirte confrontando.



miércoles, 13 de marzo de 2013

amor...

ya no hay mas que decir, ya el amor se perdió.
tomo un nuevo rumbo, alejado del camino que recorría a tu lado... el supuestamente correcto,
mas no dejo de existir, simplemente decidió sumergirse en la oscuridad del bosque de mis pensamientos...
se halla solitario y juguetón, dejandose ver solo por aquellos que no han perdido la inocencia del coqueteo inicial.
dejandose alcanzar solo por aquellos locos que aun creen en el.
sonríe con la luna, las estrellas y el mar en la tranquilidad de su bosque.
coquetea con las ramas y las flores nocturnas que solo nacen cuando se oculta el sol,
se enamora de cada amanecer en las mañanas y llora y sufre en la noches en que la luna se ausenta.
el amor se convirtiendo en otra ninfa del bosque, irreconocible ante el ojo incrédulo y la estandarización de lo que él es...
jura no volverse dejar atrapar, 
al menos no por el que primero lo intente,
sueña con el ser persistente, que logre habitar en el bosque por mas de 10 noches sin miedo alguno a perderse y nunca mas poder volver,
jura que solo con ese retomara el sendero que alguna vez ando.

el amor aun existe, ahí esta, aun cuando no sea visible para todos.