Recordando nuestros cuerpos frente al espejo,
me di cuenta que no nos mirábamos a nosotros...
No contemplábamos el acto que estábamos haciendo, íbamos mas allá.
No era simplemente el hecho de hacer el amor frente al espejo.
Era el hecho de encontrarnos a nosotros mismos desde el espejo.
Verte a ti desde otro punto, el como tú me miras a mi,
el como nos mirábamos y nos encontrábamos en nuestro propio reflejo.
Encontrar que la excitación no crecía por estar frente a un espejo, sino por ver la compenetración que lográbamos.
Recordar que nos vimos frente al espejo fue un punto de excitación absurda.
Recordar que hicimos el amor frente al espejo me trae tantos recuerdos....
Esa incertidumbre de que no todo ha acabado, saber que nos vamos a encontrar frente a un nuevo espejo, vestidos, lavándonos las manos en un baño publico.
Y cuando nos veamos ahí, uno al lado del otro, frente a ese extraño y nuevo espejo, recordaremos la intimidad de mi baño.
El espejo que creamos en el otro.
La relación latente que mantenemos el uno con el otro,
la compenetración de los miedos, de los éxitos...
Recordar que estuvimos frente al espejo me dejo anonadado.
Un recuerdo sutil pero potente, una sensación clara pero ambigua.... de un espejo
Nosotros dos, en un acto sexual que nos lleva a una comprensión sentimental inigualable.
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